Julio mira el reloj, lleva más de una hora sentado frente a su escritorio, rodeado de libros, apuntes y de su portátil, el cual no ha encendido aún. Tiene una tarea importante para universidad que debe entregar mañana, pero en lugar de ponerse con el trabajo, encuentra cualquier excusa para distraerse.
Comienza organizando los apuntes, después revisa en el móvil si tiene más tareas para la próxima semana, le pregunta a un compañero sobre el examen que realizaron la semana anterior y, de repente, se encuentra revisando las redes sociales.
Se enfada y se frustra consigo mismo cuando es consciente del tiempo perdido, mientras sigue inmerso en la pantalla de su móvil.
¿Qué es la procrastinación?
La procrastinación consiste en posponer de manera deliberada tareas pendientes que son importantes, a pesar de tener la oportunidad de llevarlas a cabo. Puede afectar a acciones (terminar una tarea pendiente), a conductas (comenzar una alimentación saludable) o a la toma de decisiones (finalizar una relación).
Las personas que tienden a procrastinar son conscientes de las consecuencias de su conducta y tienden a experimentar sentimientos de culpabilidad, frustración, ansiedad y baja autoestima. A pesar de que experimentan todo este malestar, no son capaces de ponerse en marcha.
¿Por qué se da la procrastinación?
La procrastinación puede surgir por diferentes motivos, algunos de ellos son los siguientes:
- Por la búsqueda de perfección y el miedo al fracaso: cuando se define la propia valía en base a los resultados obtenidos, la presión por no fallar o equivocarse puede causar un sentimiento de incompetencia que lleva a evitar la tarea. La autoexigencia para realizar las cosas a la perfección puede generar ansiedad y bloqueo.
- Por la impaciencia y la frustración: en estos casos, la persona tiende a pensar que “puede con todo”, asumiendo tareas que requieren más recursos de los que tiene la persona. El enfado y la frustración por no alcanzar los objetivos planteados, pueden llevar a la procrastinación.
- Por la dificultad para establecer prioridades: cuando a la persona le resulta difícil diferenciar la urgencia que tienen las diferentes tareas que quiere realizar, puede experimentar una sensación de saturación y desbordamiento. La incapacidad para dirigir la atención a una única tarea y el agobio por no avanzar, pueden llevar a la evitación de las tareas.
¿Cómo evitar la procrastinación?
La procrastinación puede interferir significativamente en nuestra productividad, impidiéndonos alcanzar nuestros objetivos o proyectos personales. Algunas claves para vencer a la procrastinación son:
- Ser consciente del problema: identifica y acepta tu tendencia a procrastinar, solo de esta manera podrás empezar a afrontarla y llevar a cabo estrategias que te ayuden.
- Planifica las tareas el día de antes: organiza, establece y programa un momento concreto para las tareas que deseas realizar. De este modo, comenzarás a prepararte mentalmente para la realización de las mismas.
- Suprime las tentaciones: identifica los elementos que puedan suponerte una tentación y aléjalos, haciendo que sea más difícil caer en ellos.
- Divide las tareas complejas en tareas más pequeñas: si estás ante una tarea muy complicada y que puede llevarte muchas horas de tu tiempo, divídela en pequeñas tareas más cortas y fáciles de afrontar.
- Date un pequeño descanso al concluir cada una de las tareas pequeñas: el cansancio es un factor que multiplica el desinterés y reduce la capacidad de refuerzo, por ello es importante darnos pequeños descansos después de cada tarea. Este descanso te permitirá recuperar tanto fuerzas físicas como mentales.
- Utiliza la Matriz de Eisenhower para priorizar tus tareas: esta matriz diferencia entre las tareas que son:
- Urgentes e importantes: hazlas ya.
- Urgentes, pero no importantes: delégalas en otra persona.
- No urgentes, pero sí importantes: planifícalas.
- Ni urgentes ni importantes: elimínalas de tu lista de tareas.
- Cuando tomes una decisión, comunícala: haz saber a las personas implicadas que has decidido actuar de un modo determinado, el compromiso es más difícil de incumplir si lo hemos comunicado.
Y tú, ¿sueles procrastinar?