Marco está conociendo a Estefanía, una chica simpática con la que es fácil hablar y hacer planes. Llevan viéndose varios meses y, aunque al principio no pasaban mucho tiempo juntos, poco a poco están empezando a compartir más y más momentos de intimidad.
Ahora Marco se encuentra en una cafetería del centro, esperando a Estefanía. Han quedado para ir al cine, pero ella le ha pedido que se vean antes porque quiere hablar con él. No le ha dado muchos detalles, pero Marco sabe que ella quiere definir la relación que tienen y no se ha sentido cómodo al sentir el tono de seriedad y firmeza con el que Estefanía le ha dicho esto por teléfono. Marco no quiere etiquetas en su relación y, siempre que ella le ha sacado el tema, él ha evitado profundizar, ha sido evasivo y ha terminado cerrando la conversación con alguna excusa, sin ser sincero sobre lo que siente.
No es que no le guste lo que tiene con Estefanía, al contrario, se lo pasa bien, es fácil y siente que (al menos hasta ahora) no hay ataduras, de manera que siente que puede hablar con otras chicas o hacer otros planes sin sentir que está incumpliendo nada. Por supuesto, esto no lo sabe Estefanía. Por eso evita el tema, ella le ha dicho alguna vez que quiere una relación cerrada y formar una familia en el futuro. Marco no tiene claro lo que quiere, pero sí que tiene claro que le aterra perder su espacio. Por eso sabe que tener esta conversación acabará con lo que tienen, y él se siente muy cómodo estando así.
Mientras piensa de qué manera puede mantener esta situación, Estefanía entra por la puerta de la cafetería.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva es una forma de comportamiento que implica tener en cuenta las consecuencias que pueden tener nuestras acciones en la otra persona, ya sea nuestra pareja, nuestros amigos o nuestra familia, antes de tomar decisiones que puedan afectarles. Se trata de establecer relaciones basadas en el respeto y la igualdad, responsabilizándonos de las consecuencias que tienen nuestras conductas.
¿Qué es y qué no es responsabilidad afectiva?
Sí es responsabilidad afectiva:
- Hablar sobre nuestros sentimientos y sobre las expectativas que tenemos en la relación.
- Dar lugar y espacio a una comunicación adecuada. Hablar tanto de lo que nos gusta como de lo que nos molesta.
- Poner límites de mutuo acuerdo con la intención de respetarse.
- Cuidarse mutuamente.
- Entender que nuestras acciones tienen consecuencias en el otro.
No es responsabilidad afectiva:
- Ocultar información que le puede afectar a la otra persona, ya sea sobre nuestros sentimientos o sobre nuestras expectativas.
- No validar las emociones del otro, quitarles importancia o no permitir que las exprese.
- No ser claro o incumplir los acuerdos que se habían establecido.
- Levar a cabo comportamientos confusos, que no sean honestos con cómo nos sentimos y puedan llevar a que la otra persona se ilusione.
- Pretender que el otro adivine lo que siento y/o necesito.
¿Cómo trabajar la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad se trata de un comportamiento, por lo que puede aprenderse y desarrollarse. El respeto, la empatía y el cuidado son los cimientos básicos de la responsabilidad afectiva, los podemos manifestar de la siguiente manera:
- Ser honestos con lo que sentimos: esta honestidad debe dirigirse hacia nuestra pareja (o persona con la que nos relacionamos) y también hacia nosotros mismos. Debemos hacer un ejercicio de reflexión sobre lo que sentimos, sobre el punto en el que nos encontramos y lo que queremos en una relación.
- Gestionar nuestras emociones: identificar, comprender y expresar adecuadamente las emociones que estamos sintiendo, dándoles espacio a cada una de ellas.
- Comunicar asertivamente: exponer nuestras necesidades, opiniones y límites, respetando también los de la otra persona, para que podamos llegar a acuerdos y soluciones de manera conjunta.
- Ponernos en el lugar de la otra persona: empatizar con su situación, con sus necesidades y con sus emociones, validando sus sentimientos, aunque puedan ser diferentes a los nuestros.
- Asumir el conflicto: ser conscientes de que, en toda relación, pueden generarse conflictos, afrontarlos asumiéndolos con serenidad y dando lugar a la comunicación, esta es la mejor forma de construir y consolidar una relación sana.
¿La responsabilidad afectiva implica evitar a toda costa el sufrimiento del otro?
En ocasiones, es inevitable causar dolor al otro. La responsabilidad afectiva no tiene como fin evitar el sufrimiento del otro, sino el ser coherentes en nuestro comportamiento y no generar un dolor innecesario. Evitar completamente el sufrimiento es inviable, en ocasiones debemos tener conversaciones que resultan incómodas y pueden generar malestar, pero que son necesarias para afrontar y vivir la relación con honestidad.
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¿Cómo podría haber sido la relación de Marco y Estefanía si hubiera responsabilidad afectiva entre ellos?
Marco está conociendo a Estefanía, una chica simpática con la que es fácil hablar y hacer planes. Llevan viéndose varios meses y, aunque al principio no pasaban mucho tiempo juntos, poco a poco están empezando a compartir más y más momentos de intimidad.
A medida que la relación se ha ido haciendo más cercana, ambos se han ido comunicando cómo se sentían. Al principio, para Marco era difícil, no se había parado a reflexionar sobre qué quería y qué no quería en la relación que tenían, pero sabía que para Estefanía era importante poder hablar sobre ello, por lo que se había esforzado en hacerle saber aquello que pudiera afectarle.
De esta forma, poco a poco han ido estableciendo unos límites que definen la relación que tienen y en los que ambos se sienten cómodos. Por ejemplo, para Marco es importante poder reservar la noche de los viernes para quedar con sus amigos, mientras que para Estefanía lo es pasar el domingo con su familia. Entre semana les resulta más difícil verse, por lo que llegaron al acuerdo de pasar los sábados juntos.
Al comienzo de conocer a Estefanía, Marco tenía miedo de perder su espacio, de dejar de hacer planes o actividades que eran importantes para él. Poder comunicarle a Estefanía cómo se sentía con respecto a esto, les ha permitido comprenderse, cuidarse y construir una relación en la que se tienen en cuenta las necesidades de ambos, de manera que se sienten cómodos y respetados.
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Y tú, ¿tienes responsabilidad afectiva o te resulta difícil llevarla a la práctica?