Noelia no se siente cómoda en situaciones sociales, suele ponerse nerviosa y fijarse en todo lo que “hace mal” cuando interactúa con los demás.
Esta noche ha salido a cenar con su pareja y con los amigos de él, los cuales no conocía aún. Ellos son amigables, mantienen una conversación distendida y le hacen algunas preguntas básicas. Ella se siente cohibida cada vez que le hablan o piensa en hablarles, nota como se ruboriza y su cara se tensa, a la vez que su pulso se acelera y comienza a sudar.
Piensa que los demás estarán haciendo un juicio negativo de ella, que estarán viendo esas reacciones y estará dejándoles una “mala imagen”.
Noelia tiene trastorno de ansiedad social, por aquí te explico en qué consiste.
¿Sabes qué es el trastorno de ansiedad social o la fobia social?
En el trastorno de ansiedad social, o fobia social, el miedo está generado por situaciones sociales en las que la persona está expuesta a desconocidos o a la evaluación y escrutinio de los demás (ser juzgado por otras personas). En este trastorno, surge el temor de sufrir una situación embarazosa, “ponerse nervioso”, o ser humillado.
Las situaciones sociales generan gran ansiedad y, en algunos casos, también pueden provocar ataques de pánico.
¿Qué tipos de trastorno por ansiedad social existen?
Existen fobias sociales restringidas, circunscritas a situaciones específicas (como hablar en público, comer en presencia de otras personas, escribir ante otras personas, etc.).
Por otra parte, hay fobias sociales más difusas o generalizadas, que pueden implicar casi todas las situaciones sociales fuera del contexto familiar.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de ansiedad social?
Las personas con ansiedad social pueden experimentar algunos de los siguientes síntomas en las situaciones sociales:
- Rubor en la cara.
- Sudoración.
- Temblores.
- Tensión muscular.
- Pulso acelerado.
- Sentir que la mente se “queda en blanco”.
- Malestar estomacal.
- Hablar con la voz baja o hablar rápido.
- Dificultad para hacer contacto visual, estar o hablar con personas que no conoce.
- Sentimiento de inseguridad en sí mismo frente a otras personas o temor a ser juzgado.
- Evitación de lugares o situaciones donde hay otras personas.
¿Cuáles son las causas del trastorno de ansiedad social?
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad social, entre ellos:
- Antecedentes familiares: si los familiares más cercanos, como los padres o los hermanos, tienen trastorno de ansiedad social, es más probable desarrollarlo.
- Experiencias negativas: los niños que experimentan burlas, rechazo o humillación pueden ser más propensos a desarrollar trastorno de ansiedad social. Algunas personas también pueden desarrollar el trastorno de ansiedad social después de una situación social desagradable o incómoda.
- Temperamento: los niños que son tímidos, retraídos, introvertidos o reservados al enfrentar situaciones o personas nuevas pueden tener un mayor riesgo.
- Nuevas exigencias sociales o laborales: los síntomas del trastorno de ansiedad social suelen comenzar en la adolescencia, pero conocer a gente nueva, dar un discurso en público o hacer una presentación de trabajo importante puede desencadenar los síntomas por primera vez.
¿Qué puedo hacer si tengo trastorno de ansiedad social?
Algunas estrategias que puedes utilizar pueden ser las siguientes:
- Trabaja en una autoimagen positiva: las personas que padecen ansiedad social tienden a centrarse en lo que consideran que son sus aspectos negativas a la hora de socializar, lo que les hace sentirse inseguros y retraídos en estas situaciones. Identifica tus rasgos de personalidad más fuertes y valiosos y poténcialos en el aspecto social, apóyate en estas cualidades.
- Sal de tu zona de confort poco a poco: para mejorar es necesario que te expongas a situaciones sociales, pero no tienes que hacerlo de golpe, puedes hacerlo poco a poco. Si crees que tu fobia social está relacionada con una experiencia pasada, puede ser muy efectivo que realices de manera progresiva nuevas actividades que impliquen cierto nivel de encuentro social.
- Dirige la atención hacia fuera: las personas que experimentan ansiedad social suelen tener un diálogo negativo interno en los momentos de socialización. Aunque resulta complicado, si entrenas poco a poco, puedes llegar a frenar estos pensamientos intrusivos, que únicamente fomentan que te sientas más desconectado de todo lo que te rodea, y que los demás perciban que tienes desinterés en conocerlos. Procura centrarte lo máximo posible en el otro y en la conversación en sí.
- Proyecta seguridad en ti mismo y sé amable: aprender a actuar con confianza, como en cualquier otro caso, es cuestión de práctica. Comienza proyectando esta seguridad poco a poco, primero durante encuentros sociales cortos, hasta que comience a formar parte de ti. Por otro lado, sé amable con los demás, de esta manera habrá mayores posibilidades de generar impresiones positivas. Es una buena manera de vencer el miedo al rechazo, ya que si sabes que has actuado con verdadera amabilidad es difícil que esto ocurra, y si sucede no habrá sido por tu culpa.
- Practica técnicas de respiración y meditación: las técnicas de relajación, como la meditación, te ayudan a ser consciente del momento presente y a concentrarte en lo que te rodea aquí y ahora, para que reduzcas gran parte de la ansiedad. A su vez, los síntomas físicos pueden ser calmados con la respiración. Dedica unos minutos para realizar respiraciones profundas. De esta forma, será más fácil que recuperes el control de tu organismo y que este se relaje.
¿Cuál es el tratamiento para el trastorno de ansiedad social?
La terapia cognitivo conductual ha demostrado ser eficaz para abordar el trastorno de ansiedad social. En este tipo de terapia se enseñan diferentes formas afrontar el pensamiento y las situaciones que generan ansiedad, además de aportar estrategias y herramientas para esos momentos.
Además, en algunos casos puede ser preciso el entrenamiento en habilidades sociales, para que la persona se sienta más competente a la hora de abordar estas situaciones.
La exposición será imprescindible, en ella se confrontan progresivamente los temores subyacentes al trastorno de ansiedad, utilizando la respiración profunda u otras técnicas de relajación para modular la ansiedad.